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VANCE, EL CAZADOR (CAP. 1)


Vance, el Cazador. Por El Abuelo.

“Mi mundo es oscuro y febril.
Mi mundo es la noche, llena de sombras y oscuridad.
Mi mundo es la caza.
Me llamo Vance… y soy un Cazador”.

1 – VANCE
                  
                   La noche extiende su oscura mano sobre la ciudad, abofeteándola de paso con su frío aire. En el silencio, mecido por el aullido lejano de un perro vagabundo, el sonido de unos pasos apresurados y una respiración jadeante y ahogada rompen la magia que parece envolver el lugar y el momento. Un gato observa curioso al asustadizo visitante nocturno, olisquea nervioso el aire, maúlla y se aleja de ese sitio, temeroso de algún peligro invisible. El visitante, agotado, confundido y asustado, maldice su suerte al encontrarse de golpe con aquel enorme muro que le impide seguir avanzando. Oye unos pasos y se vuelve aterrado.
- Por favor… - está temblando y asustado cuando se dirige a su perseguidor - … no me hagas nada, ¡por favor!
- Ben, Ben, Ben – el extraño posee una voz profunda y marcada que le confiere a su dueño un halo de peligro – Eso no está bien, muchacho. No está bien tenerme correteando por la ciudad detrás de ti en esta noche tan bonita, pero que nada bien.
- Lo s-siento – Ben balbucea torpemente las palabras – Y-yo n-no quería…
- ¿No querías el qué? – el extraño introduce lentamente su mano derecha bajo el abrigo de cuero negro, con estola negra, que le cubre el cuerpo casi hasta los tobillos y saca una pistola plateada de su interior - ¿Hacerme perder el tiempo buscándote? No te preocupes, no pasa nada Ben, me gusta la caza.
- Joder… - una nueva voz rompe las sombras con un tono seco, arisco y cortante – Dime una cosa, tío, ¿no tenías un atuendo menos rebuscado para ponerte?
- ¿Quién eres? ¡Sal para que pueda verte, condenado! – el perseguidor del hombre llamado Ben escruta nervioso entre las sombras que envuelven el callejón.
- Creo que he visto a más de cinco malos de series animadas vistiendo un abrigo parecido al tuyo. En serio, colega, ¿compráis la ropa en la misma tienda?
- ¡Quienquiera que seas, sal! – grita el hombre del abrigo largo apuntando con la pistola en varias direcciones.
- Tranquilo, hombretón – el desconocido ríe dejadamente – Vas a lograr asustarme.
- ¡Que salgas donde pueda verte, cojones! – el hombre del abrigo dispara una vez a las sombras, tratando de alcanzar al extraño invitado.
- Oh, vamos, ¿quieres hacer el favor de no ponerte nervioso? – la voz del extraño, por su parte, denota una absoluta tranquilidad en su estado de ánimo – Por el amor de Dios, se supone que eres un asesino de sangre fría, un tipo frío y sin escrúpulos, ¿no es así?, ¿qué pensarán de ti tus víctimas si te ven ponerte nervioso en cuanto oyes otra voz que no es la tuya?
- ¡Maldito cabrón! – el hombre del abrigo dispara dos veces más contra las sombras, en busca de su invisible adversario - ¿Dónde te metes, mal nacido?
- ¿Sabes una cosa? Sois los tipos como tú los que le dais una mala imagen a nuestro gremio.
- ¿Por qué no das la cara para que pueda verte, mamón? ¿Quién coño eres?
- ¿Quién soy? – el extraño ríe entre las sombras – Mejor deberías preguntarme qué soy, ¿no crees?
- ¡Jódete, cabrón! ¡Te voy a matar! – el hombre del abrigo dispara dos veces más a las sombras.
- Mi mundo es oscuro y febril – la voz del extraño adquiere un tono grave y oscuro cuando habla ahora - Mi mundo es la noche, llena de sombras y oscuridad – de repente algo brilla en las sombras y un siseo metálico recorre el aire - Mi mundo es la caza. Me llamo Vance… - como por arte de magia, el extremo de una cuchilla plateada sobresale del pecho del hombre del abrigo - y soy un Cazador.
                   El hombre del abrigo se lleva las manos al pecho e intenta arrancarse el cuchillo, pero, segundos después, cae rodilla en tierra y, finalmente, se desploma en el suelo sin vida. Ben ahoga un grito de angustia al presenciar la muerte de su asesino y cae también de rodillas en el suelo, temblando como un perro asustado. Escudriña entre las sombras, tratando de ver a su “salvador”, pero no lo logra. La voz del extraño le sobresalta al oírla detrás de su espalda.
- ¿Eres Ben Bradock, el presidente de Industrias Bradock?
- S-sí, s-sì s-señor… - logra balbucear a duras penas.
- Bien, Ben Bradock – el extraño emerge de entre las sombras, viste pantalón vaquero desgastado, camisa negra corta y una chaqueta corta de cuero negro sobre ella. Lleva melena negra corta, es de complexión delgada, pero atlética, y altura media. Se acerca al cadáver del hombre del abrigo largo y le arranca la cuchilla plateada del pecho. Para sorpresa del aterrado Ben, con un leve gesto de la mano, la cuchilla desaparece en el aire – por suerte para ti, quienes me pagan me ordenaron vigilarte de cerca. Puede decirse, Ben, que eres un tipo con suerte.
- G-gracias, s-señor…
- … Vance, llámame Vance – su extraño salvador le dedica una sonrisa de complicidad – Por cierto, mis jefes de la organización de “La Pirámide”, me han pedido también que le recuerde que no vendría nada mal que usted tuviera a bien “agradecerles” sus servicios con un jugoso donativo a su “empresa”, usted ya me entiende, ¿verdad, Ben?
- P-por supuesto, por supuesto. Cuenten con ello, señor…
- Vance, llámame Vance.
- …Vance, por supuesto, señor Vance – Ben afloja el nudo de su corbata y respira aliviado - Déle las gracias a sus jefes, señor.
- Bien, Ben. En breve recibirá la visita de uno de nuestros “cobradores” en su oficina – Vance desaparece entre las sombras del callejón sin hacer un solo ruido – Por su bien, espero que no olvide lo ocurrido esta noche. Adiós.
- A-adiós – Ben traga saliva y sigue temblando minutos después de que su salvador ya se haya marchado.
                   Con dificultad, se pone en pie y abandona el lugar a toda prisa. Mañana será otro día, piensa para sus adentros. Sí, otro día. Mientras sigue corriendo, piensa en la generosa cantidad que les pagará a sus invisibles protectores. Sí, será una jugosa cantidad.
                   Mientras tanto, en lo alto de un tejado colindante al callejón, Vance observa a Ben alejándose del lugar. Otro trabajo más cumplido, otro cheque más para embolsarse. Mira a la luna llena y sonríe complacido. Le gusta su trabajo. Le gusta la noche. Es un cazador. Y es el mejor en su trabajo.
CONTINÚA

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