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VANCE, EL CAZADOR (CAP. 9)


9 – CONSECUENCIAS

                   Claire Richardson está sentada sobre la cama de su dormitorio. No se mueve y sus ojos miran al vacío, pese a que hace escasos minutos haya abierto las puertas del armario en busca de ropa de color oscuro con la que vestirse de luto. En sus manos temblorosas, el cristal de un portarretratos detiene las lágrimas que se escapan de sus ojos. En el retrato aparece ella junto a su marido, muerto hace apenas dos días. A ambos se les ve felices en la foto, una felicidad que a la anciana señora Richardson se le va escapando con cada una de las lágrimas derramadas.
- ¿Mamá?
                   La voz de su hija June la saca de su aletargamiento y se seca apresuradamente las lágrimas con la yema de los dedos.
- ¿Te encuentras bien, mamá? – su hija entra en el cuarto y se sienta junto a ella, abrazándola para reconfortarla.
- Sí, hija. – Ella trata de sonreír, aunque su sonrisa no resulte muy convincente – Estoy bien. Es solo que este cuarto me parece ahora tan grande y tan vacío, que me siento como si fuera diminuta… - casi no puede terminar de hablar, pues las lágrimas ahogan su voz.
- Tienes que desahogarte, mamá – June la besa en las mejillas – Es bueno que lo dejes salir, mamá. Es bueno que lo saques fuera.
- No puedo creer que él ya no esté aquí, hija. – Su madre sigue llorando, pero se fuerza a sí misma para seguir hablando – Hace unos días estaba con nosotros. Se le veía con tanta vida que ahora… me cuesta creer que esté muerto. – madre e hija se funden en un abrazo mientras lloran juntas, tratando de mitigar el dolor que las consume por dentro en ese momento, un dolor que las acompañará por mucho tiempo. De pronto, un ruido de cristales rotos atrae su atención.
- ¿Qué ha sido eso? – la señora Richardson se sobresalta al escuchar el ruido.
- No lo sé, ha sonado como si se rompiera un cristal.
- Qué raro… Abajo no hay nadie.
- Iré a ver qué ha pasado. No te muevas de aquí, mamá. Ahora vuelvo.
- Vale hija, pero ten mucho cuidado.
                   June sale sigilosamente del cuarto de su madre y se encamina hacia las escaleras que llevan a la planta baja de la casa. Con cuidado de no hacer ruido, desciende por los escalones enmoquetados, agarrando suavemente con las manos el pasamano. Cuando llega al recibidor no ve a nadie, por  lo que decide mirar en la cocina. Al entrar en ella, en el suelo encuentra los restos de un vaso de cristal que se ha hecho añicos al caerse de una mesa situada junto a una pared. Extrañada ante este suceso, decide buscar un cepillo y un recogedor para limpiar los cascotes, pero al dar dos pasos, alguien la agarra súbitamente por detrás y le tapa la boca con una mano enguantada, ahogando de esta forma el grito de susto de la muchacha.
- Shisss… - el extraño sisea entre dientes al oído de June para no alzar demasiado la voz - ¿Está la señora Richardson en casa?
                   Ante la imposibilidad de poder articular palabra alguna, June asiente un par de veces, tratando, al mismo tiempo, de ver a su agresor por el rabillo del ojo.
- Bien. – El extraño la tiene bien sujeta por una de las muñecas mientras, con la otra mano, sigue tapándola la boca - ¿Y dónde tenemos a la señora, eh? – June mira hacia arriba con los ojos – Ah, ¿arriba? Bien, bien. Entonces, ¿qué tal si subimos y nos presentas, eh? Eh… - el extraño tira de June ligeramente hacia él para advertirla – Sin tonterías, guapa, o te juro que el dolor que sientes ahora en tu muñeca será una minucia comparado con lo que te haré en esa carita tan mona que tienes. ¿Estamos? – June asintió nuevamente y no opuso resistencia – Entonces vamos, indícame el camino.
                   Fuertemente sujeta por la espalda, June y su agresor  comienzan a subir por las escaleras. Sin embargo, en mitad del ascenso, June logra propinarle un taconazo en la espinilla a su asaltante, que la suelta dando un grito de dolor, momento que es aprovechado por la muchacha para escapar de su presa.
                   Cuando echa a correr para acabar de subir los pocos escalones que la quedan, el extraño logra agarrarla por uno de los pies y la hace caer al suelo. Medio aturdida por el golpe de la repentina caída, June se gira en el suelo y le da una patada en plena cara a su atacante, que le hace rodar escaleras abajo. Acto seguido, se pone en pie y echa a correr en dirección al cuarto de su madre, mientras, a su espalda, el asaltante jura y maldice en voz alta.
- ¿Qué ocurre, June? – Su madre se asusta al ver a su hija entrar sofocada al dormitorio y cerrar rápidamente la puerta- ¿Qué está pasando, hija?
- ¡Ayúdame, mamá! – June comienza a empujar contra la puerta el tocador de su madre - ¡Tenemos que evitar que abra la puerta!
- ¿Pero quién, hija? ¡No entiendo nada! – Su madre la ayuda, en la medida que sus fuerzas se lo permiten, a empujar el tocador contra la puerta - ¿Puedes explicarme qué es lo que está pasando?
- ¡Un ladrón, mamá, un ladrón! – June logra su propósito con el tocador, pero duda que eso sea de mucha ayuda – ¡Apóyate contra él, mamá! ¡Llamaré a Vance para que venga a ayudarnos!
                   Las dos mujeres empujan con sus cuerpos contra el mueble que atranca la puerta mientras June marca en su móvil el número de su hermano. Mientras espera a que éste descuelgue, el agresor ya ha llegado a la puerta y está empujándola desde el otro lado.
- ¡Zorra del demonio, te juro que te acordarás de mí! – Su voz se oye a través de la puerta mientras golpea fuertemente contra ella para abrirla - ¡Echaré abajo esta maldita puerta aunque me rompa los huesos! ¿Me has oído, zorra estúpida?
- ¡Vamos, Vance, coge el teléfono! – June lucha por mantener el tocador contra la puerta, pero sabe que, tarde o temprano, el hombre acabará por ganarles la batalla a ella y a su madre.
- ¡Abrid la puerta, desgraciadas! ¡Abridla o será mucho peor para vosotras, os lo juro!
- ¿Diga? – la voz de Vance sonó al otro lado del auricular.
- ¡Vance, ayúdanos! – June grita a su hermano casi sin darle tiempo a responder - ¡Hay un hombre en casa y quiere hacernos daño! ¡Ayúdanos, por favor!
                   De súbito, el sonido de un disparo hizo gritar a ambas mujeres. El atacante estaba disparando contra la puerta para destrozarla a tiros.
- ¡¡¡Vance!!!
- ¡¡¡Aguantad, ya estoy cerca!!!
                   Tras escuchar más ruidos de golpes y otro disparo, la conexión se corta de golpe.
- ¡¡¡June, June!!!
CONTINÚA

2 comentarios:

  1. Madre de Dios, ¡¡¡ESTO ES PURO SUSPENSO!!!
    Esta super, por supuesto que valio la pena la espera ='D!!

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  2. Gracias. Me alegra ver que te gusta. A ver si me pongo con el siguiente capítulo lo antes posible, que estoy demasiado vago ultimamente.

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