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Ratas del Espacio (Capítulo 4)

4 – RAIKON.

                   Cuando el ascensor acristalado se detuvo bruscamente entre dos plantas, unos segundos después de que Cassidy encerrase en él al encapuchado, una voz metálica y femenina rompió el silencio en el interior del ascensor.
- Esta unidad ha detectado una función anómala en el medio de transporte utilizado por la unidad llamada Raikon.
- Dime algo que no sepa, listilla… – masculló el encapuchado para sus adentros. Luego, añadió en voz alta – Computadora, rebobina archivo de video y pasa de nuevo los tres últimos minutos de grabación.
- Accediendo a la memoria de almacenamiento de la unidad Raikon. Procesando archivo de video. Iniciando visionado.
                   A la orden de la computadora, las imágenes de lo ocurrido en el interior del ascensor en los tres últimos minutos comenzaron a ser emitidas en la retina del cristal óptico del ojo derecho cibernético del encapuchado. Al llegar a un punto concreto de la emisión, este dio nuevas órdenes a la computadora.
- Detén la imagen. Amplia cuadrícula B-3 – la computadora obedeció las instrucciones y amplió la zona indicada de la imagen, donde podía verse una figura algo borrosa reflejada en el cristal del ascensor – Limpia imagen – A la nueva orden dada, la computadora aplicó a la imagen un abanico de filtros. Tras breves segundos, la imagen quedó perfectamente clara y nítida. En ella podía verse el rostro de Cassidy, fuera del ascensor – Analiza la imagen y busca datos.
- Analizando imagen. Buscando datos – la voz metálica de la computadora volvió a llenar el interior del ascensor – Sujeto identificado. Procesando y enviando información obtenida.
                   De nuevo, en el ojo cibernético del encapuchado aparecieron nuevas imágenes. En esta ocasión, junto a varias fotos tridimensionales de Cassidy desfilaron por la retina del mercenario los datos de la biografía completa de su objetivo.
- Olvídate de todo eso – solicitó con tono cansado el encapuchado – Dame una dirección donde pueda localizarle.
- Enviando información solicitada.
- Así que ahí es donde vives, ¿eh, amigo? – El encapuchado esbozó una leve sonrisa en su rostro al leer una dirección – Bien, será mejor que te haga una visita. Después de todo, no nos hemos presentado debidamente, Cassidy.
- Esta unidad sugiere una acción de evasión.
- ¿Ruta de escape más apropiada?
- Hacia abajo. Localizada puerta de acceso al exterior.
- Ya, por si no te has dado cuenta, estamos atrapados dentro del ascensor.
- Esta unidad sugiere utilizar cañón láser del brazo derecho en el suelo metálico del habitáculo ocupado por la unidad Raikon.
- Te he dicho un millón de veces que dejes de llamarme “unidad”. No soy una maldita máquina, ¿te enteras? – se quejó Raikon quitándose el guante largo de cuero beige de su mano derecha y mostrando una mano y un brazo cibernéticos – Aunque la mitad derecha de mi cuerpo sea cyborg, sigo siendo humano – Con un par de movimientos de muñeca de la mano izquierda, Raikon se desencajó la mano derecha y dejó libre la boca de un cañón láser. Apuntó con cautela al suelo, hacia la parte más alejada de la que él ocupaba – ¿Potencia de fuego necesaria para el disparo?
- Esta unidad estima en un quince por ciento la potencia necesaria para lograr el objetivo.
                   Raikon abrió fuego contra el suelo. El fogonazo del disparo del cañón dio paso, después, a una pequeña humareda que invadió el interior del ascensor. Segundos más tarde, en el suelo podía verse un boquete lo bastante amplio como para que Raikon se colase por él. El encapuchado, para asegurarse, se asomó a través del agujero.
- Vaya, hay una buena caída… – sentenció con desgana al ver la distancia que le separaba del suelo.
- Esta unidad sugiere utilizar el cable de acero del enganche del cinturón.
- Eso ya lo sabía, lista – masculló Raikon al oír la sugerencia de la computadora – No hace falta que me des sugerencias para todo, máquina estúpida.
                   Accionando un resorte oculto en su cinturón, Raikon extrajo de su hebilla un dispositivo metálico con forma de disco de tres centímetros de diámetro, por dos de grosor, sujeto a un fino cable de acero. Lo acercó a la banda ancha de metal que rodeaba el ascensor a la altura de la cintura y lo pegó a ella por medio de un electroimán incorporado en la base del disco. Tras esto, el mercenario se colocó nuevamente en su sitio la mano cibernética y se enfundó el guante de cuero. Acto seguido, se descolgó con el cable por el hueco del ascensor hasta llegar al suelo, donde se encontró con las puertas de cristal cerradas y bloqueadas.
- Mecanismo de apertura exterior averiado – le informó la computadora – Imposible acceder a las puertas por medios electrónicos. Esta unidad sugiere…
- … Cállate ya, por favor – la interrumpió Raikon. Con un golpe del brazo cibernético, el cristal de la puerta se resquebrajó y se hizo añicos en el punto de impacto. Dos golpes más y el agujero resultante era lo bastante grande como para poder salir por él - ¿Ves qué fácil? – espetó Raikon con sarcasmo – Y ahora, hagámosle una visita a nuestro amigo Cassidy.
- ¿Puede esta unidad sugerir una ruta rápida para llegar hasta el objetivo?
- Puedes – respondió Raikon – De hecho, ya estás tardando en dármela.
- Accediendo a base de datos. Consultando mapas de la zona. Creando ruta. Ruta establecida y comprobada. Tiempo estimado de llegada: veintidós minutos, treinta y cinco segundos.
- Bien – asintió Raikon – Envíame la moto-jet, el multi-bastón y un cuchillo nuevo.
- ¿El cuchillo marca Acme? – preguntó la computadora.
- Muy graciosa – contestó Raikon haciendo una mueca burlona – Desconecta módulo de voz hasta nueva orden.
- Computadora desconectando módulo de voz en tres, dos, uno, cero…
CONTINÚA

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