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Ratas del Espacio (Capítulo 10)


10 – RUMBO A RANKINE.

                   Pocas horas más tarde, y tras haber colocado en la Zuzu la nueva válvula, y habiendo llenado por completo los dos depósitos de combustible, nuestros tres amigos embarcaron en la nave poniendo rumbo a Rankine.
                   El interior de la nave era espacioso y disponía de dos pequeños camarotes con dos letrinas cada uno en forma de literas, un tercer camarote como cuarto de aseo y una bodega de carga ocupando parte de la “panza” de la nave y a la cual se accedía mediante una trampilla automática situada en el suelo del puente de mando, donde, a su vez, habían dispuestos un asiento para el piloto y dos más para los posibles copilotos. Cassidy ocupaba el asiento del piloto y Mortimer el del copiloto de la izquierda. Yuni, por orden del propio Cassidy, descansaba en ese momento en una de las letrinas de la nave.
- Abre el canal de comunicación y contacta con Yugo – Le pidió Cassidy a Mortimer.
- Canal abierto – añadió Mortimer tras pulsar un par de botones sobre el tablero de mandos que tenía frente a él.
- Diga – La aguda voz del basky sonó a través de un pequeño altavoz situado en el panel de control.
- Una pepperoni familiar – Bromeó Cassidy – Con mucho queso y sin anchoas.
- Y una cangreburguer, por favor – Mortimer no pudo evitar seguir la broma de su compañero.
- Muy graciosos – Yugo rió de mala gana al otro lado del altavoz -, ¿qué queríais?
- Vaya, ¿no era la pizzería? – Cassidy alargó un poco más la broma – En fin, qué le vamos a hacer... Tenemos el “paquete” – Remarcó la palabra paquete con cierta sorna – y vamos rumbo a Rankine. Cuando lleguemos allí, ¿qué hacemos con él?
- No os preocupéis por eso – Le aclaró Yugo – Cuando lleguéis a Rankine, uno de mis agentes se pondrá en contacto con vosotros y os guiará hasta vuestro punto de destino. ¿Alguna otra pregunta?
- Sí, una – añadió Cassidy - ¿Quién es el padre de la chica?
- ¿El padre? – Yugo le dio a su voz un deje de extrañeza ante la pregunta de Cassidy - ¿A qué te refieres?
- Venga ya, Yugo – protestó Cassidy – No me tomes por idiota, ¿de acuerdo? Nos dirigimos a uno de los lugares más peligrosos de este cuadrante de la galaxia, con una chica de apenas catorce años a bordo. Me cuesta creer que esta muchacha se haya criado en Rankine, por lo tanto, es de suponer que va allí para reunirse con alguien... y dudo mucho que sea con su madre. Así pues, Yugo, ¿quién es el padre?
                   Al otro lado del altavoz se hizo el silencio tras la pregunta formulada por Cassidy. Unos segundos después, que parecieron eternos, el basky respondió por fin.
- Lo que debáis saber, lo sabréis cuando sea necesario.
- ¡Y ahora el enano se nos pone en plan Yoda, no te jode! – Se quejó Mortimer.
- Yugo – Cassidy le hizo un gesto con la mano a su compañero para que guardara silencio mientras él hablaba -, escúchame bien, rata de cloaca. O nos dices ahora mismo quién es el padre de la muchacha, o nos volvemos para casa y te buscas a otro para que la lleve. ¿Qué te parece el plan?
- No os atreveríais... – Le retó el pequeño basky a través del altavoz.
- ¿Quieres que hagamos la prueba? – Cassidy siguió jugando su farol - ¿Crees que encontrarás a alguien que esté tan loco como para viajar hasta ese asteroide?
- Bueno – Yugo rió al otro lado del altavoz -, ahora mismo conozco a dos que van hacia allí...
- ¡Déjate de bromas, Yugo! – Cassidy perdió la calma ante el pasotismo del basky - ¿Quién es el padre de la muchacha?
- Yando Yon – La voz de Yuni les cogió por sorpresa.
- ¿Qué haces levantada? – Cassidy trató de disimular la sorpresa al escuchar el nombre dado por la joven.
- Habláis tan alto que es imposible dormir – Se excusó Yuni.
- ¿Yando Yon es tu padre? – Mortimer no recordaba haber oído ese nombre - ¿Y por qué vive tu padre en Rankine?
- No vive en Rankine, Mortimer – Le corrigió su compañero.
- Ah, no. Es verdad... – Mortimer hizo memoria y recordó una frase muy recurrida entre los habitantes del asteroide - Uno no vive en Rankine. Se oculta.
- Mi padre fue un ladrón – Aclaró la muchacha.
- Y de los más famosos – Apuntilló Cassidy.
- ¿Lo conoces? – preguntó Mortimer extrañado.
- En persona, no – Le aclaró su compañero – Había oído hablar de él hace tiempo. Según tengo entendido, desapareció hace más de una década. Mientras estuvo en activo, fue de los mejores en el gremio.
- ¡Y sigue siéndolo! – Protestó Yuni – Le da mil vueltas a cualquiera que se le ponga por delante.
- ¡Tú vete a la cama ya! – Le ordenó Cassidy – Te vendrá bien descansar un poco antes de que lleguemos a Rankine.
- ¡Bueno, vale, ya voy! – La muchacha hizo un gesto de desdén antes de volver al camarote de las letrinas – Eres un quisquilloso, ¿lo sabías?
                   La joven abandonó el puente de la nave y se encerró en el camarote, dejando a los dos compañeros solos.
- ¿Sigues ahí, rata de cloaca? – Cassidy le habló al intercomunicador.
- Sigo aquí – respondió Yugo desde el otro lado - ¿Qué es lo que quieres ahora? ¿No tienes suficiente información ya?
- Solo quería preguntarte algo más – añadió Cassidy – ¿Qué esperas sacar tú de todo esto?
- ¿A qué te refieres? – preguntó Yugo con extrañeza mal fingida.
- ...O sea, envías a la chica con su padre, uno de los mejores ladrones que ha habido en los últimos tiempos, ¿y esperas que me crea que lo haces de forma altruista?
- Semejante duda me ofende, querido amigo – respondió burlón Yugo - ¿Qué podría conseguir yo, que no fuera otra cosa que ganar una buena reputación como intermediario?
- ¿Tú? – contestó Cassidy con tono irónico – Dinero, joyas...
- Dinero... – recalcó a su vez Mortimer.
- Pensáis demasiado – Yugo cortó la comunicación tras decir esas palabras.
                   Con el silencio producido en el puente de la nave al romperse la comunicación con Yugo, nuestros dos amigos se miraron cara a cara suspicaces.
- ¿Crees que nos oculta algo? – preguntó al fin Mortimer.
- ¿Yugo? De eso puedes estar seguro – Le contestó Cassidy.
- ¿Estás pensando en algo?
- Creo haber descubierto algo en la vida de Yando Yon que desconocía hasta hoy – Señaló Cassidy.
- ¿El qué?
- El motivo por el cual se retiró del negocio.
- ¿Un motivo? – preguntó Mortimer curioso - ¿Qué motivo?
- Yuni.
- ¿Yuni? ¿Nuestra Yuni? ¿La Yuni que viaja con nosotros en esta nave y en este mismo momento? – Mortimer pareció sorprendido por la respuesta de su compañero.
- La misma – Le contestó Cassidy – Piénsalo bien, Mortimer; eres uno de los ladrones más conocidos y, por ende, no te faltan enemigos a quienes les encantaría verte muerto, ¿cierto? Yando Yon sabía bien que, si intentaba formar una familia con Yuni y su madre, alguno de sus enemigos podría utilizarlas para llegar hasta él. Por ese motivo, para protegerlas, decide desparecer de sus vidas y esconderse en Rankine. Tiene su lógica, ¿no crees?
- Oh, vaya... – Mortimer sopesó las razones expuestas por su compañero, llegando a la misma conclusión que éste - Tiene que ser muy duro el tener que alejarte de tu hija para poder protegerla...
- Pero, si Yando Yon decidió alejarse de su hija en su día, ¿por qué llevarla ahora ante él? Eso es lo que no me acaba de cuadrar en toda esta historia – Indicó Cassidy a su compañero.
- Ni idea – contestó Mortimer – Ya sabes que lo de pensar no es para mí, compañero.
- Desde luego – Asintió Cassidy – Tú solo le das a la materia gris cuando te conviene...
- Buah... – Mortimer estiró los brazos y bostezó de manera exagera para cambiar el tema de conversación - Estoy molido. ¿Cuánto falta para llegar a Rankine?
- ¡Anda que no le echas morro ni nada...! – Le espetó Cassidy – Venga, vete a dormir.
- ¿Seguro? – preguntó su amigo con falsa preocupación – No quiero dejarte solo ante los mandos...
- Que te vayas a echar una cabezadita, pesado – Le ordenó Cassidy – Aún faltan cuatro horas para llegar a Rankine. Te da tiempo para dormir un poco.
- Bueno, compañero – Mortimer se puso en pie y estiró de nuevo los brazos -, si tú lo dices, dormiré un poco.
- Dos horas – Señaló Cassidy.
- ¿Cómo que dos? ¿No dijiste que faltan cuatro para llegar a Rankine?
- En efecto – respondió Cassidy -, pero yo también tengo derecho a dormir, ¿no te parece? En dos horas te llamo para el relevo.
- ... En dos horas te llamo para el relevo – Mortimer farfulló por lo bajo haciendo burla del comentario de su compañero mientras se encaminaba hacia los camarotes para descansar – Ya podía llamar a Yuni, digo yo...
- ¡Te he oído, quejica! – Apuntilló riendo Cassidy.
CONTINÚA

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