Pesadilla
Levantas la vista del suelo y
ves ennegrecer el cielo, con nubes grises barruntando tormenta. Deseas con
todas tus fuerzas no estar debajo cuando éstas descarguen. Pero hay algo más en
el ambiente que te produce temor. Algo que genera en ti un miedo casi
irracional que nace de lo más hondo de tu ser.
Notas una presencia en el
lugar que te inquieta por alguna extraña razón. Es una sombra, poco menos que
una brisa fría siquiera, que parece llenar el lugar con su oscura e inquietante
presencia.
Echas a correr con todas tus
fuerzas, deseando llegar lo más lejos que puedas lo antes posible. Pero tus
pies se vuelven tan pesados como el plomo y, de un modo extraño, el cansancio
hace mella en tu cuerpo en un corto intervalo de tiempo.
La desesperación se apodera
de ti y tu respiración se vuelve más y más agitada con cada nuevo paso que das.
Y te ríes sin ganas y lloras sin poder evitarlo. Las fuerzas te empiezan a
fallar, abandonando tu cuerpo poco a poco, hasta que llegas al fatídico final
de tu breve huida.
Caes rendido en el suelo, con
tu pecho sacudido por las convulsiones producidas por el aire al entrar y salir
de él. La garganta te hierve con cada nueva bocanada y la respiración se
convierte en un calvario. Y la sombra te alcanza, envolviéndote con su oscuro
manto.
— ¿Por qué huyes? —Te pregunta con su profunda y siniestra voz— ¿Acaso tienes miedo de mí?
— ¡Déjame, por favor! —Suplicas tembloroso y aterrado— ¡Déjame!
— ¿Dejarte? —La sombra te observa con ojos
rojos como el fuego, extrañada ante tu petición— Ah, pero eso que me
pides es imposible; bien lo sabes…
— ¿Por qué no me dejas en paz? —Balbuceas lloriqueando.
— ¿Por qué? Es sencillo —Al responder retira la capucha que cubre su
rostro y sonríe, complacida por su triunfo—; porque yo soy tú.
Y entonces es cuando gritas.
FIN
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