3 – Se precisa
mercenario
La
“bromita” del Xanadú le costó a
Bradock el enfado de Roc durante la semana y media siguiente; enfado
consistente en silencios sepulcrales por parte del androide, rotos de cuando en
cuando por la mecánica voz de Neska lanzándole toda clase de insultos; cara de
pocos amigos cuando mercenario y robot se cruzaban por el camino, camino muy
corto dado lo pequeño de la nave; y toda clase de improperios mascullados por
lo bajo por parte de Roc ante cualquier pregunta o gesto procedentes del
mercenario.
Esa
tarde la cosa seguía igual cuando ambos se encontraban en el puente de la nave,
rumbo al solitario asteroide Prometeus,
situado en el cuadrante 221B de la nebulosa C-Doyle.
Bradock
silbaba la sintonía del “Un, dos, tres”, un viejo concurso de televisión del
siglo XX, que había escuchado por casualidad en una emisora de radio. El
mercenario llevaba ya un buen rato silbando dicha melodía, para desesperación
del androide.
— ¿Piensa seguir con eso mucho rato? —preguntó éste malhumorado.
— ¿Con qué? —Bradock se hizo el tonto ante la pregunta.
— ¡Con el silbidito! —refunfuñó Roc—. Me pone de los
nervios.
— ¿No te parece una sintonía muy pegadiza? —Bromeó Bradock
ignorando el malhumor de su compañero— A mí sí.
— ¡Y una mierda! —Saltó enojado éste— Lleva usted
silbándola una hora y media…
—Una hora, veintiséis minutos y trece segundos; para ser
exactos —matizó la voz de Neska.
— Vaya, tuvo que hablar la zorra —espetó con irritación
Roc ante la intervención de la computadora.
— Picha floja… —respondió la aludida antes de apagar su
módulo de voz.
— Dejadlo ya los dos, me volvéis loco —Les ordenó
Bradock—. Dime, Neska ¿tenemos algún mensaje grabado en el contestador
automático?
— Tenemos cuarenta y dos mensajes grabados —Le informó la
computadora—: Veinte de ellos son del presidente de la C.I.F.J, reclamándole la
devolución del pago que se le hizo por adelantado con relación al trabajo de la
prisión de Lythos V; el señor
presidente alega que se pasó de la raya.
— Nah, borra esos mensajes.
— Borrando veinte mensajes…
— Y borra también los que haya dejado mi madre.
— Borrando quince mensajes más.
— ¿Ni siquiera se va a dignar a responderle a su madre?
—preguntó indignado Roc—. En ocasiones me da usted asco, jefe. ¿Qué clase de
hijo desagradecido ignora los mensajes de su madre?
— La misma clase de hijo que quiere evitar que su madre le
enjarete una cita a ciegas con la hija petarda de su no menos petarda vecina.
— Oh, una cita a ciegas; ya ves tú qué miedo —espetó Roc
con sarcasmo.
— ¿Ah, sí? ¿Qué tal te fue con Renata? —Bradock soltó la
puya con una sonrisa sardónica dibujada en su boca.
— Imbécil… —El androide desvió la mirada irritado por el
comentario.
— ¿De quién son los doce mensajes restantes, Neska?
— Tiene cuatro de la tienda digital “Demeritus”,
informándole de sus nuevas ofertas en muñecas eróticas articuladas; dos más de
su hermano Aloiseus, pidiéndole encarecidamente que retire de su cubículo-apartamento
las películas porno que se ha dejado; otros cuatro de la Iglesia del Evangelio
de Mourinho, pidiendo una donación; y otro más de un grupo de camioneros espaciales
llamados los Bebop Boys, conminándole a unirse a su tropa.
— ¿No te falta un mensaje? —Apuntó Bradock tras echar
cuentas con la ayuda de sus dedos.
— Así es, jefe —respondió Neska—, pero es que no sé muy
bien de qué va ese mensaje. ¿Se lo paso?
— Bueno, pásalo. Veamos de qué se trata.
La
computadora apagó su módulo vocal y dio paso a la grabación del mensaje, que
comenzó tras escucharse una serie de tonos agudos y breves. Era un batiburrillo
de palabras entrecortadas por interferencia estática y otros ruidos.
— Aquí… Ald>chuiup<…rypes, des… el… >briiip<neta Kalydos…>briiip<, solic>chuiup>chuiuip< …dock. Mensaje de >chuiuip<…arte de Amanda …lerton:
“T…>briiiip< …cesito”. Repito;>chuiup>beeep<mensaje de>briiip< part… d>breeeeeep<… Amanda Full>chuiuiuiup<erton: “Te necesito”.
— Dioses… —espetó Bradock perplejo tras escuchar el
mensaje— Ahí se oían más ruidos que en el estómago de mi tío Pepe tras comerse
unas fabes. ¿Puedes pasarle algún filtro para mejorar el sonido, Neska?
— Intentaré limpiar el sonido —respondió ésta—; pero no
prometo que vaya a quedar bien.
— Tranquila, haz lo que puedas.
Unos
segundos más tarde, la computadora anunció la finalización de su trabajo y
volvió a pasar el mensaje, esta vez sin tantos ruidos de fondo.
— Aquí Aldo Nerypes, desde el planeta
Kalydos, solicitando ayuda al mercenario Bradock.
Mensaje de parte de Amanda Fullerton: “Te necesito”.
Repito; mensaje de parte de Amanda Fullerton: “Te necesito”.
— Lo siento —Se disculpó Neska ante la mala calidad de
sonido que aún presentaba el audio—; pero no he podido hacer nada más.
— Tranquila, has hecho un buen trabajo. Pon rumbo a Kalydos. Quiero ver en qué anda metida ricitos.
— ¿Ricitos? —preguntó intrigado Roc— ¿Es que por
casualidad conoce a la mujer que nombran en el mensaje?
— Por supuesto que la conozco —afirmó Bradock—. Después de
todo, es mi esposa.
— ¿¡¡Qué!!? —La pregunta fue formulada al unísono por
computadora y androide, perplejos ambos ante el descubrimiento de ese dato de
la vida privada de su jefe.
— ¿Por qué no figura ese dato en mis archivos? —preguntó
intrigada la computadora.
— ¿Y por qué habría de figurar, muñeca? —contestó risueño
Bradock, como un niño que juega con su madre al ocultarla algo divertido que
acaba de hacer.
— Porque soy la encargada de pilotar esta nave y debo
conocer esa clase de datos sobre cada uno de sus ocupantes.
— Francamente —apuntó Roc tímidamente—; no veo la relación
de saber esas cosas con el hecho de poder, o
no, pilotar esta nave.
— ¿Alguien te ha pedido tu opinión, chatarra con patas?
— Yo al menos puedo ir donde quiera, no como “otras”.
— ¿Por qué no nos haces un favor y te desmontas, guapo?
Total, para lo que sirves montado…
— ¡Anda y que te infecte un troyano…!
— ¡Basta ya los dos! —gritó exasperado Bradock ante la reyerta
iniciada—. Neska, pon rumbo a Kalydos.
Dale a la nave la máxima potencia posible; quiero llegar allí cuanto antes. Y
no quiero oír más discusiones en todo el trayecto ¿queda claro?
La
computadora, para evadir la respuesta a la pregunta, puso en marcha la música a
todo volumen; y para ello escogió el tema “Engel”,
del grupo Rammstein, para sufrimiento
del pobre Roc, que decidió retirarse a su compartimento mascullando por lo bajo
toda clase de improperios dirigidos contra la computadora.
CONTINUARÁ
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