____________________________________________________Visita mi CANAL DE YOUTUBE_______________________________________________________

Tanque Bradock. Capítulo 20

20 – Rencilla familiar

— ¿Qué le has hecho a June? —preguntó Bradock enojado— Devuélvela a su forma natural.
— Esa es su forma natural, cazurro —Le informó Endola.
— ¡Y una mierda! June es humana.
—… Pues da la casualidad que la June que ha estado contigo estos últimos días no era la auténtica —explicó sin inmutarse Endola—. En resumen, y para que tu cerebro atrofiado de esteroides lo entienda a la primera, que te di el cambiazo.
— Te has pasado, Endola —espetó Bradock señalando airadamente con el dedo índice a la pantalla en la que aparecía su hermano—. Se lo voy a decir a mamá.
— Mira cómo tiemblo… —dijo éste con una mueca de indiferencia.
— Temblarás… —espetó Bradock mostrándole un puño amenazador—. Ya lo creo que temblarás.
— ¿Y quién es ella?  —preguntó entonces Roc señalando a la osariana.
— Se llama Kalah; se escribe con una hache al final y se pronuncia acentuando la segunda vocal —aclaró Endola con aire de profesor de lenguaje—. La encontré en un antro de mala muerte y decidí que era perfecta para llevar a cabo mi plan para darle un escarmiento a don musculitos, aquí presente.
— Así que no era un clon… —apuntó taciturno Bradock.
— Pues no. La idea de crear un clon me resultaba, cuanto menos, mucho más costosa, a la par que laboriosa —explicó Endola—. Por supuesto que un clon hubiera servido mejor a mis propósitos, pero bueno, no se puede tener todo en la vida ¿verdad que no, hermanito? Como fuera, necesitaba poder llegar a tu nave de un modo u otro. Para lograrlo, qué mejor que utilizar algo, o a alguien, que te resultase familiar y nada amenazador.
— June…
— Efectivamente; June —convino Endola con una sonrisa en su cara—. Conseguir su ADN no fue nada fácil, la verdad, pero, tras algunas averiguaciones (y unos cuantos créditos por aquí y por allá) me hice con él. El siguiente paso fue utilizar a la osariana para reproducir ese ADN en su persona; algo que logré con muy buenos resultados, he de decir. Borré de su memoria sus últimos días antes de conocerme y le implanté parte de los recuerdos de la auténtica June. Esos recuerdos se basaban en las cosas que tú me contaste de ella hace tiempo y en algunas otras que yo averigüé por mi cuenta.
— Eres lo más retorcido que he visto en mi vida, Endola —repuso Bradock—. De veras que estás mal del tarro, tío.
— Sí, bueno, lo que tú digas…
— ¿Tanto follón solo para meter en la nave a una falsa June? —Intervino de nuevo Roc— ¿Con qué fin?
— ¿Un caballo de Troya? —Teorizó Neska en ese momento.
— Bingo —asintió Endola—. Veo que al menos hay algo de inteligencia en esa nave. Es una pena que ésta sea artificial, la verdad.
— ¿Y para qué necesitaba ese caballo de Troya? —preguntó Roc.
— Para introducir dentro de la nave mi segunda sorpresa. Nanonitas. Muy eficaces, te lo puedo asegurar —explicó Endola.
— ¿Nanonitas? —preguntó ahora Bradock— ¿Para qué has metido eso en la nave?
— En la nave, no —aclaró Endola—. Dentro. Dentro de la nave: Activar orden Troya.
                   Justo en ese momento, el sonido de los motores de la nave apagándose recorrió el interior del puente de mando.
— Motores desconectados —Informó Neska—. Pérdida masiva de energía principal y disminuyendo.
— ¿¡Qué estás haciendo, Endola!? —gritó Bradock a la pantalla.
— Ya te lo dije —contestó éste—. Darte un escarmiento. Y qué mejor forma que quitándote algo que te importa demaisao.
— Pérdida de escudos deflectores —Continuó informando Neska—. Fallo en los sistemas de refrigeración del núcleo principal. Temperatura del núcleo en aumento. Se aconseja la evacuación inmediata del personal de esta nave. Tiempo máximo para alcanzar el punto crítico: diez minutos, y contando.
— ¡Haz que pare, Endola! —ordenó Bradock enfadado.
— ¿Parar? Acabo de empezar, hermanito.
— ¡Esto ya es pasarse, Endola! —gritó Bradock— ¿De veras piensas destruir mi nave por una estúpida rencilla? Vas a matarnos a todos. ¡Incluso a ella! —Señaló a la osariana que observaba todo con auténtica perplejidad.
— Tranquilo —dijo Endola—. Ella no sufrirá ningún daño.
                   Y, tras decir esto, la osariana se convirtió delante de la atónita mirada de Bradock y Roc en miles de puntitos de colores y, segundos más tarde, desapareció.
— Teletransporte —apuntó Roc—. Ciertamente brillante, la verdad que sí.
— Gracias —convino Endola—. Adiós, hermanito. No me odies por esto ¿de acuerdo? Corto y cierro.
— Tiempo para llegar al punto crítico: nueve minutos, treinta segundos —Informó Neska.
— ¡Una nave! —Gritó Bradock mientras corría en busca de una servo-armadura y se la ponía.
— ¿Cómo dice, jefe? —preguntó Roc extrañado.
— ¡Que tiene que haber una nave cerca de nosotros! —explicó el mercenario— Neska, rastrea el espacio en un radio de media milla ¡deprisa!.
— Rastreando con varios espectros de ondas —informó la computadora—. Hallada interferencia a trescientos metros de distancia. Calibrando coordenadas de la interferencia.
— ¡Envíame allí ahora mismo! —ordenó Bradock ya enfundado en la servo-armadura y ajustándose el casco de la misma.
— ¿Está usted loco, jefe? —espetó la computadora ante la orden dada por el mercenario.
— ¡Hazlo! —Rugió éste.
— Preparando teletransporte hasta coordenadas establecidas —Informó la computadora.
— ¡Tenga, jefe! —Roc le lanzó dos pistolas de plasma a Bradock, que éste agarró en el aire— Déle un par de golpes a su hermano de mi parte ¿de acuerdo?
— ¡Dalo por hecho!
                   El mercenario se descompuso en miles de puntitos de colores antes de desparecer del todo. Cuando se materializó de nuevo lo hizo, por fortuna para él, en el puente de la nave de su hermano. A sus pies, tumbada en el suelo, estaba la osariana, desmayada. Su hermano estaba sentado ante los mandos de la nave.
— Vaya —Le saludó de improvisto sin volverse—, has tardado menos de lo que esperaba en aparecer.
— Detén a tus maquinitas —Bradock le apuntó con las armas.
— ¿O qué? —Faroleó Endola.
— O me cargo tu nave —Amenazó Bradock apuntando al cuadro de mandos de la nave.
— Aún así, tú te quedarías sin la tuya. Empataríamos.
— Un momento… —Bradock cayó en la cuenta de algo— Me estabas esperando. Querías que viniese a tu nave.
— Vaya, un chico listo —espetó con sarcasmo su hermano—. Computadora, ejecuta orden Caballo de Troya.
— Ejecutando orden —Informó la computadora de la nave—. Nanonitas en posición.
— No quieres destruir mi nave… —Dedujo Bradock en ese momento— ¡Quieres quedarte con Neska!
— Y, si tengo suerte —apuntó Endola—, también con tu robotito.
— Hijo de puta… ¡Neska, llévame de vuelta! —Ordenó Bradock por su intercomunicador— ¡Rápido!

CONTINUARÁ

No hay comentarios:

Publicar un comentario