14 – PARPADEOS
Un
parpadeo.
Apenas
en un parpadeo Rossi libera su campo de fuerza.
En
apenas un parpadeo, Ventura abre fuego contra su presa.
En
ese pequeño parpadeo, Vance se echa a un lado, crea una pequeña cuchilla y la
arroja contra el foco que ilumina la estancia.
Y
en apenas otro parpadeo, el fogonazo del disparo precede a la oscuridad de las
sombras.
Y
en las sombras, Vance es otra sombra más. Una sombra letal.
- Te lo dije antes, Rossi – su voz
resuena por todas partes en el interior de la habitación, que solo recibe como
luz la que se filtra desde la calle a través del enorme ventanal – Y te lo digo
ahora. Si quieres, puedes irte. Pero Ventura es mío.
- Lo siento, tío – responde Rossi mientras
carga uno de sus puños con energía electroestática – El señor Ventura es mi
jefe, y paga bien. Me quedo.
Esas
dos últimas palabras son las últimas que Rossi pronuncia con vida, porque, nada
más terminar esa afirmación, una cuchilla surge de las sombras y se clava en su
frente, en el entrecejo. Cual muñeco roto, el cuerpo sin vida de Rossi cae al
suelo con un ruido sordo.
- Yo también lo siento – añade con
cierto pesar Vance.
- ¡Da la cara, hijo de puta! – Ruge
furioso Ventura - ¡Sal donde te pueda ver! – Lleno de rabia, abre fuego contra
las sombras. Justo en ese momento, otra cuchilla surge de las sombras y se
clava en la mano que sostiene el arma, haciéndosela soltar con un grito de
dolor.
Sirviéndose
de las sombras, Vance se pasea de lado a lado de la habitación en cuestión de parpadeos.
En cada uno de esos trayectos, emerge cerca del aterrado y colérico Ventura y
le propina un tajazo en alguna parte desprotegida de su cuerpo; ahora en un brazo, luego en una pierna, después en una mejilla. Con cada nuevo tajazo, la
herida resultante es más profunda y dolorosa que la anterior. En cuestión de
segundos, el cuerpo de Ventura presenta cortes y sangre por todas partes y se
mantiene en pie a duras penas.
- Mi mundo es oscuro y febril –
Vance comienza a recitar su salmo a modo de cántico vengativo.
- Mi mundo es la noche, llena de
sombras y oscuridad – a cada nueva estrofa le sigue un nuevo tajazo de
cuchilla.
- Mi mundo es la caza – Y a cada
nuevo corte le sigue un dolor profundo y lacerante.
- Me llamo Vance… - Con una mirada
llena de odio incontrolado, Vance emerge de repente de entre las sombras y se
planta ante el aterrado y balbuceante Ventura - ¡Y tú mataste a mi madre!
Con
toda la fuerza que el odio y la rabia le dan a su mano, Vance le clava la
cuchilla de plata en plena cabeza. Luego, como remate, le propina una patada en
el pecho que lo arroja a través del ventanal, haciendo añicos varios de los
cristales. Con su rabia aplacada, Vance se asoma al hueco abierto en el
ventanal para ver en el suelo el cuerpo ensangrentado y sin vida de su enemigo.
Extrañamente, lo primero que le viene a la mente es su hermana.
- June. Perdóname.
Afuera
comienza a llover y Vance abandona el lugar con paso cansado. Tiene que hablar
con su hermana, piensa. Sí, hablar y explicárselo todo. Pero eso será otro día.
Hay tiempo para ello. Mucho tiempo.
CONTINÚA
OMG! Este capítulo estuvo genialísimo ='D! me encanta el carácter de Vance!...
ResponderEliminarTe felicito, Abuelo. :D
Gracias, me alegra saber que te gusta. Mañana, el final de la historia.
ResponderEliminarD: *respira profundo*
ResponderEliminarEl final. Ok, trataré de no llorar :O!
Espero que escribas más historias como esas.
Ya se sabe que, todo lo que empieza, debe terminar algun dia... XD.
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