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Tanque Bradock. Capítulo 8

8 – Un pequeño contratiempo

 — ¿También te dedicas al tráfico de armas? —June, de brazos cruzados, contemplaba el grupo de cajas apiladas que tenía enfrente.
— Tráfico de armas, de objetos, cazarrecompensas, guardaespaldas... —explicó Bradock— Todo lo que me dé dinero.
— Nos, nos dé dinero... —puntualizó Roc.
— Sí, eso.
— Vaya, veo que no pierdes el tiempo.
— Desde luego que no. Me gusta estar ocupado en algo. Ya lo sabes.
— Sí, bien lo sé.
— Neska, marca una ruta segura para ir a Omadown.
— De acuerdo, jefe. ¿Pongo más música?
— Eso ni se pregunta...
— Ni se te ocurra ponerme otra vez a Rammstein —Le advirtió tajante June—. Ya me has destrozado bastante los tímpanos por hoy. ¿Esta computadora tuya puede sintonizar canales de TV?
— La duda ofende, señora —espetó Neska.
                   La computadora activó la pantalla principal y la dividió en varias pantallas más, en las cuales podían visualizarse diferentes programas. June señaló una de ellas y la computadora amplió la imagen que en ella aparecía.
— ¿Bloodbowl? —Roc se mostró contrariado ante la elección tomada por la mujer.
— Hoy se enfrentan los Carroñeros del Sur contra los Red Bull Dead... —contestó June tomando asiento para ver el encuentro— Todo un partidazo, pequeño. Te lo digo yo.
— Si usted lo dice...
                   Mientras emitían el partido, Bradock ordenó a Neska poner rumbo hacia Omadown. El trayecto fue seguro hasta llegar a un punto del mismo, en donde Neska informó de la proximidad de una nave de combate perteneciente a los Cruzados Rojos.
— ¿Cree que nos persiguen a nosotros, jefe? —preguntó Roc preocupado.
                   La sacudida provocada por el disparo efectuado por la otra nave sacó de toda duda al androide.
— Oh, vaya... Sí que nos persiguen.
— No problema —apuntó Bradock—. Neska, escudos deflectores a plena potencia. Dame energía a la torreta principal y pásala a control manual.
— Escudos al máximo —informó la computadora—. Torreta principal en modo manual.
— ¿Y qué hago yo? —preguntó June.
— Cruzar los dedos para que nos deshagamos de esos pesados antes de que ellos acaben con nosotros.
— Lo que no entiendo es cómo han podido encontrarnos aquí —señaló Roc.
— Las preguntas para luego, hojalata —espetó Bradock—. Neska, maniobras evasivas hasta nueva orden.
— Efectuando maniobras evasivas preprogramadas.
— ¡Sujetaos fuerte, esto va a ser movidito!
                   Bradock abrió fuego con la torreta principal mientras volaban efectuando movimientos zigzagueantes para esquivar los disparos de la nave enemiga. Por desgracia, los disparos no lograban alcanzarla, pues, al igual que ellos, volaba también en zigzag para eludirlos.
— Cambio de rumbo —ordenó Bradock al ver que su táctica no funcionaba—. Dirígete contra ellos y prepara diez minas magnéticas.
— ¿Es que piensas suicidarte? —Le espetó June— Por si no te has dado cuenta, viajamos contigo...
— No te preocupes —aseguró Bradock—. Esto saldrá bien. Ya lo he hecho antes.
— ¿Cómo que antes? —Roc entró en estado de alarma— ¿Se refiere a aquella vez que, para cargarse a unos silurianos, estuvo a punto de destruir nuestra nave?
— Sí —Bradock sonrió abiertamente—. A esa vez.
— Oh, cielos... Me lo temía.
                   Neska cambió el rumbo de vuelo y se encaró con la nave de sus enemigos, manteniendo el vuelo en zigzag y los escudos al máximo.
— No desvíes el rumbo —ordenó Bradock mientras seguía disparando—. A mi señal, pásales por encima y libera todas las minas. ¿Entendido?
— Entendido —confirmó la computadora.
                   La distancia entre ambas naves se fue acortando cada vez más. Los pocos disparos que hacían blanco en ellas, las zarandeaban con fuerza, aunque generaban pocos daños gracias a la protección de los escudos. Cuando se encontraban a pocos metros la una de la otra, Bradock dio la orden de elevarse. En ese mismo instante, Neska liberó las diez minas magnéticas y éstas se dispersaron en torno a la nave de los Cruzados Rojos como si de un campo de meteoritos se tratase. La detonación conjunta del grupo de minas envolvió a la nave enemiga en una momentánea nube explosiva, provocando no solo la destrucción de su campo de fuerza, sino también graves desperfectos en el casco.
— ¡Da la vuelta, Neska! —Apremió Bradock.
                   La computadora cambió el rumbo y enfiló de nuevo contra los Cruzados Rojos, que ahora navegaban a la deriva en el espacio al tener sus motores principales averiados. Bradock aprovechó esta circunstancia para abrir fuego con la torreta principal y terminar del todo con la amenaza de la nave enemiga; que acabó por desintegrarse en mil pedazos en la negrura del espacio.
— Esa ha estado muy cerca, muchachote —June suspiró aliviada cuando las cosas volvieron a la normalidad—. La próxima vez que vayas a intentar algo parecido, avísame antes para bajarme de la nave. ¿De acuerdo?
— Si me disculpan —añadió Roc levantándose de su asiento—. Creo que me iré a mi camarote a relajarme. Esto ha sido demasiado fuerte para mis circuitos.
— ¡No ha estado mal, eh! —Bradock sonrió de oreja a oreja.
— Sabes cómo divertir a una mujer. Ya lo creo que sí —June le dio un amistoso puñetazo en el hombro.
— Soy todo diversión, nena —apuntó risueño Bradock—. Neska, corrige el rumbo y llévanos hasta Omadown.
— Y vuelve a ponernos el partido, encanto.
— Rumbo corregido —anunció la computadora.
— Neska... —Insistió Bradock.
—... Partido en pantalla principal —Accedió de mala gana la computadora.
— Gracias, encanto —Le agradeció June mientras se acomodaba en su asiento.

CONTINUARÁ

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